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José Graziano da Silva, director general de FAO, clausura el curso “Hambre Cero: es posible”

Da Silva ha transmitido que la lucha contra el hambre es un tema horizontal en el que la sociedad civil tiene un papel fundamental
Imagen del director de la FAO en la clausura del curso de verano HAMBRE CERO

El curso ha sido clausurado con la conferencia de José Graziano da Silva, director general de la FAO desde el año 2012. Da Silva ha querido hacer un repaso de la historia y el presente del hambre y analizar los retos a los que se enfrenta su erradicación.

Su motivación en la lucha contra este mal surge en Brasil cuando descubre que hay zonas en las que las personas pasan hambre por diferentes razones, a pesar de ser  un país que produce grandes cantidades de alimentos y exporta mucha comida. En Brasil, durante su mandato como Ministro especial de Seguridad Alimentaria, se puso en marcha el programa “Hambre Cero” durante el gobierno de Luiz Inácio “Lula” da Silva. Ha relatado que al principio, cuando decidieron poner en marcha la lucha contra el hambre, les acusaron de locos, idealistas, pero considera que aunque hay retos a superar, la lucha contra el hambre es posible, y el caso de Brasil es un ejemplo. La base para luchar contra el hambre es que los gobiernos reconozcan  que existen personas en su territorio que no pueden acceder a una alimentación sana.

El problema  del hambre no es sólo un tema de disponibilidad sino también de acceso, de una incapacidad de algunas personas para acceder a los alimentos necesarios, ha señalado. El hambre –y la obesidad– no debe ser tratado como un asunto privado e individual, sino como una responsabilidad estatal que los gobiernos deben proteger a través de programas públicos. Graziano ha respondido que algunos estados no establecen las regulacionmes necesarias para proteger el derecho a la alimentación por falta de tradición y por la resistencia del sector privado y de la industria agroalimentaria.

Ha analizado que los retos principales en la lucha contra el hambre son: el concebir la seguridad alimentaria y nutricional como un problema de estado, siendo éste el responsable de proteger las dietas de cada contexto; crear sistemas agrarios sostenibles que les permitan a las siguientes generaciones desarrollar todo su potencial; y por último ha querido señalar el reto de regular el comercio mundial de alimentos,  porque el sistema agroalimentario no debe basarse únicamente en las ganancias, algo obvio en un sistema capitalista, sino que debe proteger ante todo las necesidades alimentarias y nutricionales de las personas.

Graziano ha hecho un llamamiento a toda la sociedad cuando ha afirmado que el hambre es un tema horizontal que requiere la coordinación de múltiples sectores y que la sociedad civil tiene un papel fundamental en esta lucha.