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¿Puede la agricultura mitigar el cambio climático?

La Universidad de Minnesota estudia el impacto de la producción de alimentos en el clima
Gráfico sobre porcentajes de emisiones de gases de efecto invernadero

Entre sus varios estudios sobre los retos y desafíos que presenta el sistema alimentario actual, la Universidad de Minnesota trata el cambio climático y el sistema alimentario.

La productividad del sistema agrícola mundial se ha duplicado para mejorar la seguridad alimentaria de una población creciente. Esta mayor productividad ha impuesto grandes costes ambientales y uno de los grandes desafíos a los  que se enfrenta la seguridad alimentaria hoy es  el impacto de la producción de alimentos en el clima, y viceversa.

En la actualidad el sector agrícola representa una quinta parte del total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), más que todos los coches, trenes y aviones del mundo. Las emisiones procedentes de la agricultura y la deforestación son tres veces mayores que las del sector de la construcción global e igual a todas las emisiones industriales. Y esto es sin incluir el transporte que se usa en las cadenas de suministro mundial de alimentos o los residuos de envases y alimentos, ya que, si los consideramos, el sistema alimentario representaría el 30 % de las emisiones globales. Solo el sector de la energía (con un 37% del total) tiene una mayor cuota de emisiones que la agricultura.

La mayoría de la tierra que es susceptible para la agricultura ya se ha convertido en campos de cultivo o pastizales. Muchos bosques son talados para satisfacer las necesidades agrícolas, siendo la demanda de materias primas globales, como la soja o el aceite de palma, el principal motor de este proceso.

Hoy día, la cría de ganado y el crecimiento de los cultivos son los principales productores de las emisiones agrícolas; el uso de combustibles fósiles en la agricultura representa solamente un 10% de sus emisiones. Los principales GEI provenientes de la agricultura son el dióxido de carbono proveniente de la deforestación tropical, el metano proveniente de la cría de ganado y de los cultivos de arroz, y el óxido nitroso proveniente de fertilizantes y de la quema de tierras de cultivo.

El metano, que es 26 veces más fuerte como GEI que el CO2, es producido en gran cantidad por el ganado, ya que los animales rumiantes digieren su alimento a través de la fermentación entérica, que lo produce. El arroz cultivado también es otra fuente de metano, donde las bacterias descomponen la biomasa sumergida en el campo de cultivo. El sector agrícola es responsable de la mitad de emisiones mundiales de metano.

Por su parte, el óxido nitroso es 300 veces más potente como GEI que el CO2. El 60% de las emisiones de este óxido que tienen origen antropogénico provienen de la agricultura.

A pesar de estos alarmantes datos existen oportunidades para la mitigación de las emisiones. Por ejemplo, mejorar la producción de  las tierras de cultivo que están muy por debajo del rendimiento de los cultivos alcanzables para esa zona climática puede ayudar a evitar la deforestación. Y una adecuada gestión de los sistemas de cría de ganado podría llegar a implicar una reducción de hasta el 70% de sus emisiones.

Incrementar la producción de alimentos al mismo tiempo que se reducen las emisiones de GEI asociadas depende de si estos esfuerzos están acompañados de fuertes políticas de conservación de bosques, de planes de adaptación al cambio climático, y del desarrollo de estrategias de desarrollo bajas en emisiones para las diferentes regiones y países.
Pero no debemos centrarnos solo en la reducción de emisiones a través de la producción sino también en la demanda de alimentos, fomentando un cambio en las dietas actuales, hacia dietas con un menor porcentaje de carne,  y promoviendo prácticas que eviten el desperdicio de alimentos.

Solo la combinación de todas las estrategias logrará que el sistema alimentario sea más sostenible.