El Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés) ha publicado el Índice Global del Hambre 2015. Por segundo año, con este informe el IFPRI hace una valoración del estado del hambre a nivel mundial, regional y nacional, con el objetivo de evaluar los progresos en la erradicación del hambre. Se trata de una evaluación multidimensional del hambre combinando varios indicadores (desnutrición, dos indicadores sobre el retraso en el crecimiento de los niños y mortalidad infantil) que componen el Índice Global del Hambre (GHI, por sus siglas en inglés). Este año el GHI se ha calculado utilizando una fórmula mejorada (creando dos indicadores para determinar el retraso en el crecimiento del niño) utilizando los datos obtenidos por organismos oficiales.
El GHI muestra que el hambre ha ido disminuyendo pero sigue siendo un dato inaceptable, ya que aún 795 millones de personas siguen pasando hambre. El informe pone énfasis en las regiones y países donde es urgente actuar para erradicar el hambre: Asia meridional y África subsahariana siguen experimentando los niveles más altos de desnutrición.
El informe de este año incluye un capítulo elaborado por Alex de Waal, ejecutivo director de la Fundación Mundial de la Paz y profesor de investigación
en la Universidad de Tufts, con el título “Conflicto armado y el reto del hambre”. En este apartado se trata la relación que ha habido y hay entre los conflictos armados y hambrunas. Se explica que las guerras alteran los sistemas alimentarios, destruyen los medios de subsistencia y obligan a las personas a desplazarse a otros lugares, por lo tanto el conflicto y el hambre se encuentran vinculados. Para evitar esta correlación negativa, según Waal, deberemos, por un lado, desarrollar mecanismos para prevenir y resolver conflictos y, por otro, lograr que el liderazgo político fortalezca la seguridad alimentaria internacional. El compromiso político es la manera para evitar el hambre, independientemente del contexto político.